viernes, 10 de abril de 2009

Solo en un ambiente "antidemocratico" se fortalece la idea de la limpieza genocida



Para saber si los pases a retiro de unos cuantos oficiales significan que de verdad está cambiando esa convicción profunda hay que ver si son seguidos de algo más: de juicios, de condenas


Antonio Caballero

Un aplauso.
Está muy bien que por fin los más altos representantes del Estado empiecen a reconocer lo que desde hace decenios un general tras otro, un ministro de Defensa tras otro, un presidente tras otro, han negado en redondo: que las Fuerzas Armadas cometen excesos. Torturas. Detenciones que terminan en la desaparición de los detenidos. Ejecuciones extrajudiciales. Crímenes de guerra. Hay que felicitar al presidente Uribe, al ministro Santos, al general Padilla, por su decisión de pasar a retiro a tres generales y siete coroneles (y otros tres más hace ocho días), más una docena de oficiales y suboficiales de menor rango, por los infames "falsos positivos" con decenas de muertos denunciados en las últimas semanas.

Está muy bien que se empiece a limpiar el Ejército (y la Policía, y el DAS), y ya iba siendo hora: sólo falta un año para que venza la reserva de siete que establecieron al alimón el presidente saliente Andrés Pastrana y el entrante Álvaro Uribe ante la Corte Penal Internacional, blindando al Estado colombiano frente a las responsabilidades por crímenes de guerra durante el tiempo que según su cálculo optimista tomaría derrotar a la subversión en Colombia.

Está muy bien que los crímenes se reconozcan. Y que se acepte por primera vez que no se trata de actos aislados de "elementos descorregidos", de "manzanas podridas", de "ovejas negras" que no entrañan responsabilidad institucional ni política de sus superiores, sino que, por el contrario, la comprometen tanto por omisión como por acción. Pero la necesaria limpieza del Ejército, de la Armada, de la Fuerza Aérea, de la Policía, del DAS, de todos los organismos secretos del Estado, habrá que repetirla una y otra vez, indefinidamente, mientras no cambien de verdad las convicciones profundas de los militares que hacen la guerra y de los civiles que la ordenan desde el poder político. La convicción profunda, reforzada además por el adiestramiento y el ejemplo recibidos de los Estados Unidos, de que todo vale en la guerra contra la subversión, hoy llamada narcoterrorista; ayer, comunista; antier, bandolera. De que valen el asesinato y la tortura, la desaparición forzada, la expulsión, porque el enemigo no merece respeto.

Todo vale porque la vida no vale nada. La de los demás: esos, literalmente, desechables que constituyen el grueso del pueblo colombiano (y que hay que distinguir, claro, de los llamados "colombianos de bien"). Los desechables se pueden desechar. Usar y tirar. Eliminar cuando ya no sirven. Intercambiar. Pueden ser usados indiferentemente como guerrilleros o como paramilitares, como sicarios de la mafia o como mensajeros de moto o como desempleados o como subempleados o como reinsertados o como votantes cautivos o como víctimas de los "falsos positivos militares". Su vida real no importa, salvo desde el ángulo de la estadística. Por eso puede el coronel Plazas Vega, aquel que "defendía la democracia, maestro", decir que los cadáveres de los desaparecidos de la cafetería del Palacio de Justicia están donde no están, y tiene que salir Medicina Legal a desmentirlo. Ah, ¿eran otros muertos? Da lo mismo.

Para saber si los pases a retiro de unos cuantos oficiales significan que de verdad está cambiando esa convicción profunda de que hablo hay que ver si son seguidos de algo más: de juicios, de condenas. Pues la desaparición forzada, que trabajosamente fue por fin tipificada como delito en el año 2000, no ha tenido en los siete años transcurridos desde entonces ningún acusado, ningún procesado, ningún condenado, pese a que sigue afectando a unas quinientas personas cada año. Y la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada, firmada por el gobierno de Colombia en septiembre de 2007, no ha sido ratificada todavía. Y en la discusión que se adelanta en el Congreso sobre la Ley de Víctimas, el gobierno y sus parlamentarios leales se rehúsan obstinadamente a reconocer como víctimas del conflicto (y a reconocer que hay conflicto) a las que lo hayan sido de los agentes del Estado: soldados, policías, detectives del DAS. Como si no existieran.

Todavía falta, pues. Y no sólo porque la lucha por la verdad y la justicia sea una lucha interminable que nunca se puede dar por ganada del todo, sino porque el reconocimiento hecho esta semana por los más altos representantes del Estado sobre sus culpas parece insuficiente todavía, apenas de labios para afuera. Así, al presidente Álvaro Uribe se le escaparon dos expresiones reveladoras al hacerlo. Una fue la de que los desaparecidos habían sido "ajusticiados" por el Ejército. La otra, la de que con sus masacres, de Guaitarilla a Soacha, los militares "nos hacen quedar mal". "¿''Ajusticiados" los asesinados? ¿Y simplemente "queda mal" quien secuestra a alguien para matarlo y presentar su cadáver como un "positivo"? En los dos casos, las palabras del Presidente se quedaron algo cortas.

"Pero bueno: es un comienzo. Que sigan por ahí"

Sobre Educacion Popular y Camilo Torres

GERMAN ZABALA, De Golconda

“Nos olvidamos de preparar un ser para ser él, que supiera que lo fundamental que hay en este mundo es su existencia; que no hay nada, ni ahora, ni antes, que lo pueda sustituir. Que lo importante de vivir está en su especificidad, el deber que tiene cada persona de participar con su diferencia, en el proceso social de la comunidad.”

Germán Zabala Cubillos. La paradoja de la diferencia.

APARTES DE "UNA ENTREVISTA DE AYER REVIVIENDO EL PRESENTE"

La palabra de ayer dilucida el propósito del ahora

En la década del sesenta alrededor del grupo de Golconda que proyecto políticamente el acontecimiento de Camilo Torres, el Teólogo Venezolano Otto Maduro hizo una entrevista a Germán Zabala Cubillos sobre la metodología que se trabajo en los barrios y veredas de Colombia; después de mas de cuarenta años, sigue siendo una acción política usada en el Continente; porque la Reconscectualización del Trabajo Social asumió esta experiencia en la mayoría de los países de América Latina. El esfuerzo que deseamos hacer hoy es revivir esa entrevista con la experiencia y los aportes que la revolución le ha dado al proyecto inicial.

Otto Maduro:

¿Cuales son los principios fundamentales de la metodología que el Grupo de Golconda emplea para realizar su tarea pedagógica y política?.

Germán Zabala:

Partimos de la crítica al manualismo soviético; de la misma manera nos enfrentamos a la afectación que se hace de la visión humanista del Joven Marx. Pretendemos hacer una mirada renovada de los “manuscritos económicos y filosóficos de 1844” y de la concepción novedosa de la revolución, a la luz de la obra del “capital”, verdadera fuente del trabajo teórico de Marx.

Hemos encontrado que la mayoría de las personas que trabajan con el movimiento político no están capacitadas para leer el texto del Capital, en primer lugar: por carecer de una preparación adecuada, y en segundo lugar, por el condicionamiento de una educación ideológica para defender el sistema en que viven. Para superar esta barrera suministramos métodos elementales de la Teoría del Valor, que Marx empleo para escribir su obra.

Nuestra práctica pedagógica nos dice: que solamente con el transcurso del tiempo, las personas que comienzan a interesarse en los problemas sociales llegaran a trabajar seriamente a Marx. Por este motivo hemos comenzado en los MEI (Modelo Educacional Integrado) a trabajar el método de la “lectura implícita” con cualquier texto, con el implemento de guías programadas sobre los libros estudiados. Se busca que encuentren a través de sus propias experiencias, lo que no dicen las palabras, los silencios que se establecen entre las frases; es decir, aprender a leer entre líneas.

Estamos seguros de los errores que cometeremos y de las múltiples experiencias negativas que surgirán en el trabajo, pero también estamos convencidos que cuando entren a leer el Capital, se les va hacer más fácil la tarea de vivir.

Que nos dijo el tiempo:

La pregunta que formulo Otto Maduro sobre la Metodología; aparece como si el entrevistador y el entrevistado estuvieran de acuerdo sobre el significado del termino. Después de los años vividos, por lo menos para nosotros los entrevistados, la semiología que la palabra metodología ha sufrido, ha tenido distintos momentos de interpretación que hoy podemos sintetizar así: la pregunta fue respondida dentro del uso que se tenía de la palabra metodología; se trataba del como hacer las cosas, creíamos que era el método. Con los años llegamos a pensar que metodología era la concepción científica de los métodos, afirmándonos en una posición operacional.

Deleusse en la introducción conocida como El Rizoma de Mil Mesetas, nos deja entrever; que cuando se habla de metodología se esta planteando un camino de búsqueda dentro de la visión Agustiniana de encontrar para seguir buscando.

Hoy en la expectativa del continuo categoríal y alegórico que enfoca la matemática, la metodología es la posición teórica frente a lo desconocido, donde el recurso analógico de la investigación deja de tener validez, abandonando el conocimiento con el único recurso de la creatividad y la inducción, solo en razón de lo desconocido e invisible de lo esencial.

Con respecto al método de estudio en el que se han formado los revolucionarios, encontramos que nuestra posición inicial estuvo cargada de ideología en el sentido como los comunistas nos formaron en el pasado. Partir de los textos ideológicos que formaban a los militantes en los eslóganes propagandísticos, con frases para suscitar emociones mas que razonamientos, nos pareció inadecuado; por ese motivo insistimos en ir a los clásicos como la fuente donde debe nutrirse la juventud.

Descubrimos un poco tarde que el Marxismo carece de un método de exposición, quizás por la fuerza que tiene como método de investigación; fue por ese motivo que nos adentramos en la teoría de la lectura tratando de encontrar un sustituto que nos alejara del método hipotético deductivo del positivismo.

Hoy podemos decir; que con los avances que hemos aprendido de los medios de comunicación, sobre todo cuando se logra colocar en manos de las comunidades los propios medios, se gana el camino de ir de las masas populares hacia los sectores avanzados que poseen el conocimiento privilegiadamente, pudiéndose decir; que se gana el dialogo de los de abajo y se pondera la academia en su justa dimensión.

Otto Maduro:

¿Porque dice Ud. , que se le va hacer mas fácil su tarea?.

Germán Zabala:

En primer lugar; porque se conoce de una práctica metodológica, que prepara a quien la recibe, a comprender el mundo críticamente, en el sentido dialéctico, de ir a la raíz de los problemas, evitando los enmascaramientos, para encontrar en el fondo social de la lucha de clases, el principio de todo conocimiento.

Se trata de profundizar el camino metodológico que propuso el Marxismo. Por otra parte queremos combatir las pretensiones de imponer moldes extranjeros a nuestra realidad, buscando por todos los medios conducir el trabajo por el camino de la praxis social, que parte de encontrar la vía exploratoria del IR a las comunidades, para luego LLEGAR a ellas y posteriormente VOLVER sobre las mismas comunidades, posición defendida y promulgada por Mao en la gran marcha de Yenan, aparentemente parece muy fácil hacerlo y en realidad lo es; una organización que surja sin exigencias, dejando que los pueblos encuentren en su camino su propio recorrido, en sus luchas concretas evitando que se malgasten en posiciones sujetivas.

Estoy convencido que este es el camino mas arduo, pero a la vez el mas transparente para preparar al pueblo en el camino hacia la revolución. Si nuestro grupo fuera un movimiento, un partido de izquierda, o tuviera una posición definida, ya estaría dividido en mil pedazos. ¿Pero como va romperse?, si no somos nada, sí no existimos como tales. En el fondo somos una búsqueda, donde las personas tratan de encontrar su puesto en la revolución, luchando por aprehender a territorializar su práctica hacia la proletarización.

Es esta la metódica que estamos viviendo para nuestra propia formación, entendiendo que pedagógicamente cada persona de nuestro trabajo lo siente así. Se puede decir que estamos construyendo una organización nueva, que ira a tener muchas crisis, donde cada uno dará lo que pueda, desde lo humano, desde lo teórico y sobre todo desde lo político. Pretendemos hacer la organización que se necesita para llevar a termino la revolución.

Que nos dijo el tiempo:

Colocados en la década del sesenta donde la revolución no había sufrido la experiencia de la caída del Muro de Berlín; pensar en que el proletariado era la esperanza de la humanidad para conquistar un nuevo mundo, no solo era razonable sino el único camino que la experiencia revolucionaria había revelado.

El nuevo pensamiento que Gorbachov planteó a su país y al mundo fue la Perestroika, donde puso de relieve la catástrofe del socialismo soviético, mostrándonos de cuerpo entero como la clase obrera había malogrado el proyecto revolucionario, por ser una prolongación del capitalismo, ya que el proletariado no era otra cosa sino la razón eficiente del Capital.

Es claro; que no se cambia sino lo que se sustituye, por ese motivo no solo era imposible que la clase obrera hiciera la revolución, sino que era un exabrupto colocar a la razón de ser del capital, para que lo eliminara.

Hoy entendemos que el pensamiento revolucionario no se acuña, en el proceso productivo, sino en el conocimiento creativo que entra en contradicción con la explotación, en el sentido de que lo epistémico se afirma en la realidad pragmática del trabajo humano. La clase obrera se necesita en la lucha, lo que no podemos es dejar a los trabajadores en la dirección y el protagonismo del cambio.

El sindicalismo fue una arma reivindicativa de mucho significado para que los trabajadores mejoraran sus condiciones laborales, no podemos confundir una lucha reformista por mejorar las condiciones de vida dentro de una realidad cotidiana, con la decisión de la sociedad de llevar a termino la revolución social.

Otto Maduro:

¿Porque plantea Ud., que la organización que están creando tendrá muchas crisis?.

Germán Zabala:

Los revolucionarios que están alrededor de nuestro trabajo, piensan que somos un grupo cerrado, porque nuestros comportamientos no corresponden a los tradicionales de las organizaciones de izquierda. Es natural que esta situación de expectativa por parte de nuestros aliados, lleve al criterio general muchas dudas sobre nuestra acción, que necesariamente terminaran descomponiendo parte de nuestro trabajo.

Además la participación de los cristianos es cada vez mas grande, la cual lleva en sí misma una posición expiativa de el comportamiento caracterizada por la defensa de la “persona humana”. Las distintas contradicciones que el trabajo político trae en sus manifestaciones, necesariamente traen críticas por parte de los revolucionarios, que no tienen cabida para los compañeros cristianos, que consideran esa practica como una cacería humana. Desaparece así la crítica revolucionaria que va siendo sustituida por la tolerancia que soporta todas las insuficiencias, debilitando la práctica revolucionaria. Afortunadamente queda el recurso del arrepentimiento que en cierta forma es una autocrítica, que los reencuentra con la dinámica de la revolución.

Entendemos que el cristianismo es una Fe, que no es: una teoría revolucionaria, una filosofía, un humanismo. Que es ante todo una actitud humana hacia el fortalecimiento de la interioridad individual y escapa a toda actividad crítica.

También entendemos la presencia política de Camilo Torres que coloca al cristianismo dentro de la revolución latinoamericana, mucho mas allá de cualquier disquisición teológica. Todos estos problemas, son nuevos obstáculos para el trabajo revolucionario, que necesariamente traerán muchos inconvenientes al interior de la revolución.

Que nos dijo el tiempo:

En primer lugar; nuestro profundo desconocimiento del carácter revolucionario del cristianismo, que a través de todos los tiempos, estuvo ligado a las transformaciones socioeconómicas y políticas de la humanidad, esencialmente por su misión en razón del pobre. Cristo-Jesús en las palabras de San Pablo: como Cristo redimió a la humanidad y como Jesús libero al Ser Humano socialmente.

En segundo lugar; apareció la Teología de la Liberación con algunos excesos en sus justificaciones políticas, debido a la influencia que el socialismo soviético irradiaba en los movimientos revolucionarios, que en los distintos lugares era aprovechada por los partidos comunistas para imponer su influencia. En Colombia; El movimiento de Golconda presento otra alternativa nacida de la interpretación ecuménica marcada por la venida del Papa, en relación con la visión de partir de la Manera cultural de nuestros ancestros precolombinos, para encontrar en los propios recursos de nuestros pueblos, la religiosidad popular que había sostenido desde la conquista la organización social.

El creer que nuestras comunidades expresaban un cristianismo ortodoxo, nacido de las luchas de las catacumbas donde el cristianismo había ganado, una posición teológica para llevar sus luchas a termino, fue una equivocación que solo los años vino a aclararse en la investigación que hicimos de nuestro comportamiento político.

La realidad nos enseño que el cristiano no solamente es un excelente militante, sino que en el fondo es un ser confiable por tener como base de su formación, la ética y poner por encima de sus intereses personales el bien común.

Otto Maduro:

¿Qué significa para Uds., Camilo Torres?.

Germán Zabala:

Camilo Torres es ante todo una metodología, un nuevo criterio para enfrentarnos a lo desconocido, es decir; como llevar a termino la revolución que debemos realizar hoy.

Para la Mayoría de los revolucionarios Camilo es un mártir cristiano y en el mejor de los casos un héroe nacional, aunque meritos le sobran para serlo, nosotros lo miramos como la persona que mas ha aportado a la Teoría Revolucionaria de América Latina.

Su política de hechos plasmo el método para conseguir la unidad por encima de todas las formas partidistas, como el único camino que tenemos los revolucionarios de América Latina para derrotar al imperialismo.

Al seguirlo nos proponemos, no repetir el fenómeno Camilo Torres, sino proyectarlo críticamente para poderlo superar.

Que nos dijo el tiempo:

Camilo nos dejo entrever en sus diferentes salidas para encontrar el camino revolucionario, que era necesario estar abierto a lo desconocido, teniendo en cuenta que toda afirmación por cierta que pareciera, era susceptible de cambiarse negándola si era necesario.

Su formación positivista, lo llevaba a formular sus tesis sobre la base del sentido común de las mayorías académicas, superándolas en cuenta eran negadas por la investigación; pronto nos mostró que no se trataba de un método para encontrar lo cierto, sino de una búsqueda para encontrar, que había que seguir buscando.

Podemos afirmar que en la práctica nos dejo en claro que la metodología no era un método, para encontrar el como hacer las cosas, sino un rumbo que nos conducía a lo inédito.

Su pregunta sobre el significado que para nosotros tiene Camilo: en realidad hay muchas respuestas, después de casi cincuenta años de haber sido hecha. Históricamente sabemos que nos permitió adelantarnos a la catástrofe soviética, cuando nos hablo de la clase popular, poniendo en entre dicho la teoría de la lucha de clases alrededor del proletariado como el fundamento de la revolución. Teológicamente nos mostró que el amor revolucionario solo era posible a través de la eficacia, mostrándonos que era una falacia, estar dispuestos a morirse por la revolución y no trabajar por ella.

Hoy sabemos que Camilo nos permitió enfrentarnos con seguridad al siglo XXI, permitiéndonos superar a los revolucionarios la caída del Muro de Berlín, dándonos las herramientas culturales para comprender la manera que tienen los latinoamericanos de hacer las cosas. Además nos dejo ver, sin el dogmatismo que los teóricos a través del manualismo nos habían condicionado, entendiendo que la teoría Marxista es una metodología para avanzar críticamente en la superación de los distintos obstáculos que se presentan en la lucha revolucionaria, y no un dogma para invocar cada vez que nos equivocamos.

Otto Maduro:

-¿Cual creen Uds., que fue el mayor aporte del Padre Camilo Torres?.

Germán Zabala:

Consideramos que el mayor aporte de Camilo, fue poner en primer plano el dialogo entre Marxistas y Cristianos, superando la fantasía que se pudiera dar al respecto o el despliegue publicitario en aras de la moda del momento.

Nos mostró que el dialogo entre Marxistas y Cristianos es el mejor camino revolucionario, para llegar a las inmensas masas populares en su gran mayoría practicantes cristianos.

La experiencia del dialogo nos trajo muchas enseñanzas a partir del encuentro concreto entre los cristianos y los revolucionarios; en un primer momento, la humilde participación de los cristianos en las discusiones políticas y la suficiencia verbal de los marxistas se evidencio vigorosamente, lo cual nos llevo a comprobar que dentro del discurso verbal no se resolvía nada, encontrando que las soluciones fueron apareciendo en la medida en que se ligaban conjuntamente al trabajo con las comunidades. Aprendimos que es la participación social la única que resuelve las contradicciones en las propias soluciones populares.

Fue así como fueron desapareciendo los complejos de inferioridad de los cristianos y los de superioridad de los revolucionarios, ya que las contradicciones que se presentaron se resolvían en la práctica con las comunidades. Allí las etiquetas sobraban, porque frente a la relación con lo concreto desaparecen las vanidades, puesto que en el plano de la equidad, todos somos desposeídos frente al personaje popular, encontrándose enfrentados a la lucha real por el cambio.

Que nos dijo el tiempo:

En la práctica revolucionaria lo que se evidencio del dialogo entre Marxistas y Cristianos fue ante todo la actitud ética frente al compromiso en el trabajo con las comunidades, apareciendo el discurso ideológico en un enmascaramiento para eludir el compromiso; en los momentos de decisión se muestra como el llevar a termino lo acordado, se distorsiona con el verbalismo, justificando el incumplimiento con las concebidas posiciones autocríticas que debilitan las acciones y impiden avanzar.

Los años nos dijeron que mientras los revolucionarios doctrinarios perdían el rumbo, acomodándose en los privilegios que les abrió el sistema, la mayoría de los cristianos permanecían en sus posturas, realizando lo que podían hacer alrededor del pobre y respondiendo a los llamados que los cambios lograban para los necesitados.

En relación con los principios; la mayoría de los llamados Marxistas terminaron escondiéndose y negando su procedencia, para poderse insertan en el sistema que combatieron. La literatura de los grupos ortodoxos se fue callando y cambiando su orientación, quedando como baluartes aislados revistas cristianas, que tomaron en sus manos la profundización del marxismo en la interpretación del tiempo que se vive hoy, después de la caída del Muro de Berlín.

Otto Maduro:

No se podría hacer una especie de resumen; una síntesis, por lo menos un recuento de algunas de las experiencias del trabajo concreto, que puedan arrojar luces de: ¿ cómo se ha llevado el trabajo en el seno de las masas?.

No basta decir “ir a las masas”: ¿ es necesario decir como?. En Venezuela también se ha tratado de ir a las masas, pero todos los intentos han fracasado, unas veces por vanguardismo, y otra veces por posiciones elitistas. La mayoría de las ocasiones por querer trasladar ideologías foráneas, por querer imponer modalidades extrañas, en lugar de buscar en el seno de las masas los valores que puedan generar una lucha propia.

Germán Zabala:

En su pregunta esta la repuesta; porque ir a las masas, es estar en ellas, aprehendiendo de ellas. Ir, significa encontrar el proceso de formación de los revolucionarios, en el doble aspecto; de lo militar y lo político, que es el único camino pedagógico para formar a los revolucionarios.

Cuando planteamos ir a la realidad, nos encontramos en el camino epistémico del marxismo, que parte de la dupla (necesidad- satisfacción) en el origen de las sensaciones. Se trata de la certeza sensible que es la primera expresión para satisfacer las necesidades biológicas. Para llevar a termino este camino empleamos un instrumento concreto que es el DIARIO DE CAMPO, que consta de tres fases distintas en el conocer: Ubicación, Determinación y Individualización.

El Diario de Campo es un informe escrito, es una parte de la tarea por cumplir, en principio es un trabajo engorroso, en especial para los revolucionarios que no están acostumbrados a un trabajo de investigación y les es difícil comprender su utilidad.

Que nos dijo el tiempo:

La Fenomenología del Espíritu de Hegel en su capitulo inicial sobre la certeza sensible, introduce filosóficamente en un texto difícil de leer, la práctica sensorial que nuestra especie recorrió para iniciar la construcción del pensamiento y que el Marxismo denomino la actividad sensorial humana. Paradójicamente la praxis inicial de nuestro conocimiento para enfrentar lo desconocido, que naturalmente debía ser lo mas sencillo de comunicar, se convierte en uno de los textos mas complicados de la filosofía.

El Sentido común que es el menos común de los sentidos, tiene su referencia, la práctica animal de la satisfacción de las necesidades vitales, donde el animal devora la naturaleza individualmente para subsistir. El Ser humano en su experiencia exploratoria para desarrollar el pensamiento, en la fase de la recolección, sale con el condicionamiento ecológico de la infusión de satisfacerse directamente en el reino animal. Decimos que es el menos común de los sentidos, porque no esta dentro del conocimiento solidario que desarrolla la síntesis del concreto pensado, cuando el Ser Humano construye su pensamiento en razón de la producción.

Antes de hablar del Diario de Campo, se necesitaron millones de años para que el pensamiento superara la inteligencia animal, y emergiera el pensamiento solidario de la humanidad. Sustituir la retroalimentación cibernética natural de la inteligencia animal, sin eliminarla, por la lógica sistémica del pensamiento humano fue la ruptura epistémica que permitió la humanización.

Otto Maduro:

¿ En que consiste concretamente el “Diario de Campo”?.

Germán Zabala:

El Diario de Campo es la combinación de un trabajo individual con un trabajo colectivo. En la experiencia investigativa de Golconda, el trabajo comienza con tres personas, sin que excedan de seis. El número mínimo de tres personas, se debe a que la conceptualización necesita de esas experiencias, para expresar una propiedad de la realidad. El máximo de seis es para evitar ser fácilmente detectados por la comunidad a la que se esta hiendo a investigar. Además es un número de personas demasiado grande para ser manejado en un grupo.

Desde el punto de vista de la teoría del conocimiento, el Diario de Campo se fundamenta en las formas equivalenciales, las cuales permiten producir inicialmente el valor de uso. Fue Marx quien al desarrollar la teoría del valor, encontró que lo que se aprehendía en el trabajo para generar la producción, era el mismo proceso que se aprendía para abstraer el pensamiento.

La teoría del valor, muestra que una experiencia no da la posibilidad de identificarse con la realidad. Se puede comparar esa situación con la que vivieron nuestros antepasados en las épocas de las cavernas, cuando ellos se confundían con su ambiente, mimetizándose en él.

Cuando aparecen dos experiencias en la investigación, se logra la simetrización, surgiendo la posibilidad de lo reciproco para distinguir distintas situaciones. Desde la analogía filogenética, podemos referirnos a la época de la servidumbre, en donde la existencia del Señor y del Siervo era mutua e indestructible y el uno no existía sin el otro.

En el mismo proceso investigativo, cuando aparecen tres experiencias, permiten al grupo completar el proceso investigativo, encontrando las relaciones equivalenciales, las cuales proyectan los procesos en forma trascendente, logrando que el conocimiento se concretice en proporciones bien determinadas, ganando así el valor de uso que la historia realiza en sus distintas modalidades.

jueves, 9 de abril de 2009

El periodismo colombiano atiza odios y remueve pasiones


Los colombianos asistimos por estos días al resurgimiento de un fenómeno mediático que se repite cíclicamente, cuando aparece en el horizonte nacional la figura de un ‘enemigo’ al que se le atribuyen todos los males posibles. Hoy tenemos a la guerrilla de las Farc, al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, y a la senadora del Partido Liberal Piedad Córdoba, como los culpables del desequilibrio político y económico del país. En el pasado cercano tuvimos al Polo Democrático Alternativo, más atrás a la Unión Patriótica, antes a la clase obrera y estudiantil, en un pasado remoto a los liberales ‘comunistas’ y en el inicio de esta espiral de violencia al sacrificado líder popular Jorge Eliécer Gaitán.

Los efectos propagandísticos de los medios de información colombianos contra todo aquello que se deslinda del pensamiento hegemónico del cual son sus representantes, tiene hoy un grave capítulo: las agresiones verbales contra la senadora Córdoba proferidas el pasado miércoles cuando viajaba vía aérea a Caracas. Las consecuencias de la polarización ideológica que se viene dando en el país son predecibles, de ello se tiene un ejemplo concreto: los medios de comunicación crearon las condiciones sociales que acabaron en la aceptación justificatoria del genocidio de aquellos que integraron la Unión Patriótica, al reiterar, tal como lo propone la propaganda política, sus vínculos con la guerrilla de las Farc.

Los poderosos dueños de la prensa colombiana le temen tanto a los fantasmas que cuestionan sus proyectos ideológicos, generadores de grandes ganancias económicas, que no han dudado en convertir la noticia en una herramienta unificadora de la ideología dominante para su beneficio y lucro, para contrarrestar cualquier asomo de disidencia. De la mano del capital privado y público el periodismo viene perdiendo equilibrio, sin vergüenza alguna, lo que sin duda riñe con los postulados universales de este oficio, reseñados en el campo teórico, pero ausentes en las salas de redacción. Los propietarios de los medios y sus subalternos, directores y periodistas, ya no reflexionan sobre los contenidos noticiosos; no extreman los cuidados que debe tener el tratamiento de una noticia, y cada emisión se convierte en un peligroso producto propagandístico que atiza los odios y remueve las pasiones entre los colombianos.

En esta estrategia a favor de los grupos económicos y políticos en el poder, existen responsabilidades compartidas de los propietarios de los medios de información, sus directores y periodistas. Por ejemplo, en el caso de la senadora Córdoba, si lo que se dice de ella en segmentos políticos televisivos, o la agresividad con la que se le aborda en las entrevistas radiales, o la línea que revelan los artículos en portales informativos de Internet, o las constantes ironías, sarcasmos y burlas que tanto calan entre la opinión pública, son iniciativa de los periodistas o vienen ya con el sello del jefe de redacción, que las recibe del director del medio, quien a su vez recibe órdenes del dueño del medio, quien está ligado al poder político. Alguien debe tener claro de dónde viene el sesgo informativo y cuál es su oscuro propósito.

Esa labor soterrada de los medios de información en contra de quienes actúan y piensan diferente al gobierno y a los grupos de poder, cuyos efectos se observan en las agresiones verbales contra la senadora Córdoba, es peligrosa para las actuales circunstancias del país, sobre todo para aquella oposición civilista, no armada y crítica. Silenciar esa oposición será un premio que recogerán los medios de comunicación colombianos, empeñados en imponer sus códigos hegemónicos, tal como lo ha explicado el estudioso de los medios de comunicación Manuel Castells: “El poder consiste hoy en crear, difundir, imponer códigos de información. La realidad no cuenta; cuenta el impacto mediático. La lucha por el poder es por generar, difundir e imponer códigos”.

Los mecanismos de propaganda que viene empleando el periodismo colombiano son sutiles, pero efectivos: supresión de las múltiples representaciones sociales con el fin de homogeneizarlas, simplificación de los hechos noticiosos, uso de adjetivos denigrantes, generalizaciones indebidas, abolición de distinciones en el uso del lenguaje y la estereotipación del ‘enemigo’. Desde la perspectiva de los medios de información, la realidad hoy en el país es blanca y negra, izquierda y derecha, afuera o adentro, sin dejar lugar para los grises ni para los centros, espacios donde se vive la democracia real.

Bien lo señala el catedrático español Juan José García-Noblejas: “hay temas, asuntos y personajes públicos que en unos medios entran por la puerta grande en primera página y en otros entran o bien por la puerta falsa de un ‘suelto testimonial’, o sólo encuentran arrimo de la mano de la ironía o del sarcasmo del caricaturista de la página editorial, o el peculiar sesgo censor (que tanto consiste en quitar como poner) del encargado de una sección determinada”.

En Colombia, los medios de información parece que se declararon en rebeldía contra la realidad y decidieron construir mediáticamente un país homogéneo, donde todos somos hermanos de la misma causa, tenemos las mismas preguntas y buscamos las mismas soluciones. No hay razones para salirse del lindero. Aquel medio que lo haga, perdería lo que es hoy su don más preciado: la pauta publicitaria, tanto pública como privada, un mecanismo de financiación que somete las ideas de los periodistas. No sobra advertir que un periódico, una emisora radial o canal de televisión, son una empresa que antes que a las audiencias, se debe a sus dueños.

Asistimos pues en Colombia a la tiranía de la información: todos nos ofrecen diariamente el mismo ‘menú’, como si el proceso de producción de la noticia se hiciera bajo la dirección de un sólo jefe de redacción al mando de un mismo equipo de editores. Es difícil ver en la actualidad productos informativos que intenten mínimamente ofrecer visiones alternativas sobre la realidad nacional, que ofrezcan una visión de los hechos desde puntos de vista novedosos y enriquecedores que aporten elementos para el debate que reclama una democracia verdadera.

Hoy, todos los medios informativos nacionales cercanos al poder, observan los hechos desde el mismo lado y con los mismos ojos, parados sobre los hombros de las grandes empresas que los financian y del poder político que respaldan. Por ello, la crítica al poder que tradicionalmente el ciudadano ha dejado en manos del periodismo no depende de aquellos principios editoriales inamovibles respaldados en una ética incuestionable, sino de la relación que se ha establecido con los poderes políticos y financieros.

Lo ocurrido con la senadora Piedad Córdoba, y lo que pueda sucederle en el futuro a ella y a quienes se deslindan de las ideas políticas hegemónicas, es fruto de ese mecanismo de orquestación propio de la propaganda política, cuya acción se centra en la repetición de una idea, de insistir, con obstinación, en un tema, presentándolo bajo diversos aspectos, de forma variada, por todos los órganos de propaganda y en formas adaptadas a los diversos públicos que deben ser tan múltiples como posibles, para lograr un efecto. Hoy, el efecto, es la agresión verbal, mañana podrá ser la agresión física, luego sobrevendrá el atentado, y finalmente, la eliminación física.

En las actuales circunstancias, el periodismo colombiano está exponiendo uno de sus valores fundamentales: la verdad. Y se advierte en los espacios informativos lo que ha escrito el intelectual italiano Giovanni Sartori: “vivimos ahora en un mundo repleto de persuasores ideológicos para quienes la ‘causa’ tiene prioridad sobre la verdad”.

Pero esa espiral de defensa de la ‘causa’ desde el periodismo es necesario detenerla. Dueños de medios, directores, jefes de redacción y periodistas, están obligados a hacer una pausa en su labor diaria para reflexionar sobre aquello que vienen haciendo en temas tan sensibles para el país. Su ceguera hoy no nos puede llevar, de nuevo, al abismo del genocidio. Si ocurre nuevamente, no podrán atribuirle los hechos a ‘fuerzas oscuras’.

Juan Diego Restrepo E., es Editor de la Agencia de Prensa IPC Medellín, Colombia

miércoles, 8 de abril de 2009

Medios de Comunicacion: Poder, Anomia y Control Social

La industria de la mentira y la alienación
miércoles 8 de abril de 2009
Dax Toscano Segovia (especial para ARGENPRESS.info)

Vicente Romano es un notable investigador de la comunicación implicado profundamente en la tarea de desenmascaramiento de las mentiras emanadas por la industria mediática de la falsificación. A través de la docencia, de sus escritos y su posición política de izquierda ha expuesto con precisión cuáles son los objetivos trazados por falsimedia, los mismos que tienen que ver con la descontextualización de las luchas sociales, la tergiversación de la realidad de los pueblos, la estigmatización y satanización de los movimientos revolucionarios y la presentación constante de cosas banales cuyo propósito es el de alienar a la niñez y a la juventud principalmente. Vicente Romano accedió a contestar algunas interrogantes relacionadas con estas temáticas.

Marx señaló que las ideas que dominan en una sociedad son las ideas de la clase dominante. La industria mediática, por lo tanto, va a expresar las ideas del imperialismo, de la burguesía a nivel mundial desde el punto de vista ideológico de esos sectores. Pero lo que ellos presentan a la gente es una distorsión de la realidad. Se habla entonces de que ésta industria mediática pretende alienar, manipular a las masas. Sin embargo en el mundo, en el momento actual, la gente ya no acepta pasivamente lo que los medios le proponen y hay un cuestionamiento serio sobre los contenidos de la industria mediática. ¿Significa esto que los medios perdieron la batalla en este proceso de la denominada “fabricación del consenso”? ¿Acaso la gente está más preparada políticamente, lo que le hace tener mayor conciencia sobre la realidad? O ¿la realidad misma es la que ha hecho que la gente empiece a pensar de manera distinta?

Sí, entre los muchos aciertos de Marx está su afirmación de que las ideas dominantes son las de la clase dominante. Así, como el valor supremo de esta sociedad estriba en acumular dinero, no es de extrañar que la mayoría quieran ser ricos y vivir como ellos, aunque digan que también lloran.

Como se sabe, la industria de la comunicación, llamada también “de la conciencia”, se ha convertido en un sector estratégico de la economía, la política y la cultura, al menos en lo que se viene denominando “primer mundo”, que no existiría sin el expolio de los otros. Y sus beneficios no son sólo económicos directos. Con la difusión e inculcación de sus valores, los propietarios de esta industria persiguen, y hasta cierto punto consiguen, que la mayoría de la población los acepte. Por eso, los medios de comunicación desempeñan también una función importante en la reproducción y legitimación del sistema. Para eso están, para producir beneficios a sus propietarios y para inculcar valores hasta que la mayoría de la población los hagan suyos y adquieran así validez social.

Cierto, la utilización de los medios presupone siempre una manipulación. Pero lo que importa no es que los medios y contenidos de la industria de la conciencia sean manipulados, sino quién los manipula, en provecho de quién y al servicio de qué intereses. La manipulación propiamente dicha se da cuando se produce para beneficio de los pocos y en detrimento de los muchos.

De este modo se priva a los muchos de los conocimientos necesarios para el dominio de su entorno, la sociedad en que viven, y cambiarla para mejorar sus condiciones de vida y de trabajo, esto es, para ser más felices.

La experiencia mediatizada, ilusoria, virtual, de la realidad que reciben través de los medios poco o nada tiene que ver con la de su existencia. ¿Dónde están esas cosas tan bonitas que salen en la tele, pueden preguntarse los millones de niños que ni siquiera tienen acceso al agua?

¿Cómo pueden seguir aplaudiendo los muchos su propia depauperación material y espiritual? Me resisto a creer que así sea. ¿Han tenido la oportunidad de acceder a otros contenidos? Por eso, como los llamados “medios de masas” no satisfacen sus necesidades, empiezan a darles la espalda y a buscar medios alternativos que responden mejor a ellas, esto es, que muestran la realidad, no en su unidad mágica, ilusoria sino en su diversidad y complejidad, en sus contradicciones, a fin de superarlas, claro. De ahí que la atención de los muchos desposeídos se dirija cada vez más a los medios cuyos contenidos concuerdan con la realidad de sus experiencias. No hay que olvidar que la conciencia surge como resultado de la acción y de la experiencia.

Desde posiciones progresistas se ha hecho un permanente cuestionamiento sobre los diversos productos que los medios proponen a la gente como las telenovelas, por ejemplo. Sin embargo, diversas personas acuden a ellas con el único propósito de disipar la mente frente a una dura jornada de trabajo y no necesariamente son objeto de manipulación o alienación. Por ejemplo, en Cuba la gente asume la hora de la novela como un momento especial, el mismo que es imposible perderse. ¿Qué posición, desde el punto de vista político-comunicacional, desde la izquierda, se puede hacer sobre estos productos?

Desde mi punto de vista, condicionado por mi experiencia española y europea, el movimiento progresista, la izquierda, incluido el marxismo, apenas ha dedicado atención y análisis a esta cuestión. Hasta ahora se ha preocupado, sobre todo, por el tiempo de trabajo, por la jornada laboral, por su reducción y, por ende, por la ampliación del tiempo libre, es decir, el tiempo libre de trabajo, el tiempo alienado. Pero apenas hay estudios sobre el tiempo de ocio socialmente necesario para el desarrollo de la subjetividad. Algo apuntó ya a finales del siglo XIX el franco-cubano Paul Lafargue.

Aunque si se mira de cerca, el tiempo libre también es tiempo alienado, tiempo organizado por otros.

El desarrollo multilateral y armónico de la personalidad no sólo exige la apropiación del tiempo trabajo, sino también una cantidad de tiempo libre socialmente necesario. Para ello, este tiempo libre debe ser tiempo propio, no alienado, activo, creador, ocupado principalmente en la adquisición, transmisión e intercambio de experiencias, en el disfrute de lo que gusta hacer y de lo que complementa el desarrollo individual y social. O sea, dicho en términos de Marx, tiempo que facilite el acceso al "reino de la libertad", sobre la base del dominio de la necesidad.

Y para todo esto, el dominio del tiempo parece imprescindible.

Las industrias musical y cinematográfica constantemente hacen campañas a través de los medios para luchar contra la piratería. Las instituciones represivas estatales (jurídicas-policiales) actúan en defensa de los intereses de esas industrias. Los argumentos esgrimidos son de carácter económico, puesto que señalan que esa competencia ilegal les genera serias pérdidas económicas, y también de carácter moral para, en cierta forma, encubrir su codicia monetaria. La piratería, sin embargo, ha permitido a mucha gente acceder a productos que en el mercado oficial o legal no se los encuentra o que tienen un costo elevado y por ello no son de fácil acceso para el común de la gente. ¿Qué validez tienen los argumentos de las industrias señaladas frente a la piratería? ¿Qué posición deben asumir los colectivos sociales de izquierda frente a este hecho?

Teóricamente, sus argumentos y normas pretenden proteger los derechos de los autores, artistas y pequeños empresarios de la cultura. En la práctica, sin embargo, sus principales beneficiarios son los grandes oligopolios que controlan el mercado de la música o el cine. Estos grupos, que con frecuencia representan un grave obstáculo al ejercicio libre y generalizado del derecho a la cultura, apenas resultan dañados por la actividad de la piratería. Los manteros, como se conocen en España los vendedores de CDs y DVDs en las calles, expuestos en mantas tendidas en el suelo, no engañan a sus compradores, que saben que los artículos no son originales sino copias no autorizadas. El perjuicio que produce a las discográficas o a las grandes distribuidoras suele ser, en consecuencia, irrelevante. O en todo caso, menor que los miles de descargas para uso privado que tienen lugar diariamente y que, al menos todavía, no merecen ningún reproche penal. En realidad suele ser una actividad cotidiana, socialmente admitida. Una actividad criminalizada por los detentadores de la propiedad y de la que los jueces empiezan a absolver a los manteros encarcelados por ejercerla.

Como dice el profesor Gerardo Pisarello, “en ausencia de empleos dignos y de una red sólida de seguridad social, la supervivencia en la ciudad, más que una opción, ha pasado a convertirse en un imperativo ineludible para miles de personas. Por eso la respuesta que ofrece el Código Penal, además de reprochable en términos morales y jurídicos, se presenta como altamente ineficaz. En un contexto de crisis como el actual, tratar a los vendedores ambulantes como peligrosos delincuentes es una manera tosca de negar su existencia y su condición. Esta ceguera degrada a la propia sociedad con la que conviven, y resulta todavía más sangrante cuando detrás de la penalización anida, más que el ánimo de proteger derechos generalizables, la abierta connivencia con privilegios de mercado excluyentes e insostenibles.”

Al criminalizar a los manteros no sólo se criminaliza la pobreza: también se elude una discusión de fondo, no demagógica, acerca de las causas reales, económicas y políticas, de la inseguridad y del desorden en nuestras ciudades. Los Juzgados absuelven porque no toda conducta infractora de la ley de propiedad intelectual debe tener necesariamente la grave respuesta del derecho penal, dice una Sentencia de 22 de mayo de 2007.

En América Latina, principalmente entre la juventud, han tenido mucha aceptación los libros best seller de Cuauhtemoc Sánchez o las obras de Paulo Coelho. De igual manera la juventud se siente atraída por las revistas que el mercado les propone donde se habla de música, los ídolos del momento, las fiestas juveniles y donde salen las muchachas y los muchachos retratados en sus espacios de reunión, ya sea en el colegio, en el mall o en su barrio. En el campo musical todavía las y los jóvenes se sienten atraídos por Juanes, Shakira, Britney Spears, Alejandro Sanz, Enrique Iglesias o por ritmos musicales como el Hip Hop o el Rap. ¿Qué elementos positivos y qué elementos negativos tienen estas producciones? ¿Cuáles son las razones para que la juventud se identifique con esos personajes de la música?

Por mi edad no soy consumidor de estos productos, pero como docente universitario sí he podido observar algo los comportamientos de los jóvenes. Aunque los ritmos y melodías de mi juventud eran muy distintos, algunos de mis estudiantes me han enseñado que en su música, para mí estruendosa y alocada, también se manifiesta mucha protesta contra este sistema que los explota.

Sólo puedo decir que el sistema capitalista también ha privatizado los espacios públicos, privando así a los jóvenes de lugares de reunión no comercializados. La reacción de los jóvenes, al menos en España, ha sido la ocupación de ciertos espacios públicos con el llamado “botellón”, algo que las autoridades no ven con buenos ojos y procuran desalojarlos por la fuerza.

Con esta actitud, los jóvenes evidencian una de las carencias de este sistema para establecer y fomentar las relaciones democráticas, tanto para los jóvenes como para los mayores, a saber: los “lugares del tiempo”, esto es, lugares del encuentro, de entrar en contacto, como plazas, patios, etc.

Este tipo de lugares de actividad simultánea parecen desaparecer cada vez más del escenario, ya sea en el trabajo, en público, o en casa. El diálogo con el compañero o compañera de trabajo se ha sustituido por el diálogo con la pantalla del ordenador. La tendencia económica apunta también en otra dirección: la de sustituir los lugares de comunicación intensiva por una profusión cada vez mayor de relaciones comunicativas tecnológicas.

Esto equivale a una creciente mutilación de los aspectos más humanos de la comunicación, la relación e interacción directa entre las personas

La democracia, como sistema abierto, implica necesariamente espacios abiertos, a los que todos pueden acceder. El espacio público debe ser del público, o mejor dicho, de los públicos, el lugar de encuentro del pluralismo y de la interacción social. En este sentido, los espacios públicos tienen gran importancia para el disfrute y uso colectivo del tiempo libre, de la comunicación, del consumo de cultura, del asueto y esparcimiento, etc.

Es muy significativo que, tras su absorción por la Alemania capitalista, la RFA, los jóvenes de la absorbida Alemania socialista, la RDA, reclamasen la devolución de sus antiguos “lugares del tiempo”, sus lugares de esparcimiento.

La juventud en diversos lugares aparece como contestataria frente al sistema capitalista y al poder adulto adoptando diversas modas en cuanto a peinados, formas de vestirse y hábitos se refiere. Los ideólogos y propagandistas del sistema han sido muy inteligentes, apropiándose en algunos casos de esos elementos de la juventud o en otros fabricándolos ellos mismos para hacerlos aparecer como parte de la rebeldía juvenil. Esto también tiene que ver con el consumo de ciertas drogas. El sistema trata de paralizar a la juventud en unos casos o de cooptarla en otros, dejándoles cierto espacio en el que aparezcan como independientes de esas estructuras de poder. ¿Cómo lograr efectivamente que la juventud no se deje, en forma sutil o abierta, engañar por el sistema y sus mecanismos de alienación?

Por su esencia, el sistema capitalista no puede sino apropiarse de todas aquellas manifestaciones humanas, incluidos los sentimientos, a fin de capitalizarlas. Me parece que los jóvenes son cada vez más conscientes de esta explotación y comercialización. Sorprende que en casi todas las manifestaciones de protesta a que asisto me sienta a veces extraño entre todos los jóvenes que participan. Para mí, esto significa que son conscientes de su explotación y de los deseos de cambio de sistema político, económico y cultural. A nosotros, los mayores, sólo nos cabe contribuir a ampliar su conciencia, como dijo el joven ensayista inglés Ch. Caudwell que murió combatiendo el fascismo durante la Guerra Civil Española. Esto es, contribuir a desentrañar los múltiples y sutiles mecanismos de manipulación y dominio existentes en esta sociedad de libre mercado, como se autodefine hipócritamente.

Aunque lo que impera en la organización social actual es la animalidad, la ley de la selva, los valores del más fuerte, la cooperación y la solidaridad están en el origen de la humanidad. El ser humano surge cuando empieza a prestar atención al otro. Sin la cooperación y la solidaridad no hubiera podido elevar su animalidad a humanidad, crear el lenguaje, la cultura, etc., y alzarse sobre el resto de los animales. De ahí que la solidaridad emerja como una categoría óntica y, al mismo tiempo, política, tanto ayer como hoy.

La juventud es rebelde, impetuosa. Sin embargo, esa rebeldía muchas veces no se expresa contra el sistema como una totalidad, sino contra cosas que competen a la individualidad de cada joven y que tienen que ver principalmente con problemas de su vida cotidiana. A muchas y muchos jóvenes no les interesa militar políticamente en organizaciones revolucionarias, de izquierda. Cansados tal vez por la palabrería, el dogmatismo y sectarismo de diversos grupos, más precisamente sectas, se decepcionan de pertenecer a ellos. La falta de respuestas concretas a esos problemas cotidianos, también aleja a la juventud de esas organizaciones. En cambio, otras y otros jóvenes se vinculan a grupos religiosos o forman parte de clubes de fans de artistas o deportistas. ¿Qué propuestas concretas y qué tareas inmediatas se deberían plantear los colectivos y las organizaciones de izquierda, revolucionarias para que la juventud participe, se implique y se sienta identificada con estos grupos?

Los jóvenes tienen buenas razones para estar desengañados con los partidos y organizaciones de izquierda. En España, al menos, es cierto que su cultura cainita los ha llevado a la fragmentación extrema en que se encuentran hoy. Obsesionados con la conservación de sus parcelitas de poder en el aparato o en las instituciones, malgastan sus vidas y sus proyectos en palabrería huera, a la caza de una supuesta “línea correcta”. Mientras tanto la revolución puede esperar. Y los jóvenes que se acercan a ellos se ven frustrados y lo abandonan pronto.

Pero como el ser humano no puede vivir sin los demás, en plan Robinson, busca satisfacer sus necesidades de relación con los otros en los clubs y sectas religiosas. De ahí que, frente a la ética de la exclusividad y del individualismo haya que contraponer la ética de la solidaridad y la cooperación.

América Latina está viviendo una situación revolucionaria muy favorable para las fuerzas de izquierda. El triunfo del candidato del FMLN en El Salvador, Mauricio Funes, pese a la brutal campaña mediática en su contra, demuestra que hay un avance significativo a nivel político en los pueblos latinoamericanos que desean un cambio radical del sistema imperante. Los presidentes Hugo Chávez, Evo Morales, a pesar de estar sometidos al ataque furibundo de falsimedia, no han sido derrotados por las fuerzas de la derecha, gozando todavía del respaldo popular. En América Latina se vive y se siente el avance de la Revolución. En los medios se lee, se escucha y se ve, frente a esta situación desfavorable para el imperialismo y la burguesía, constantemente los llamados al diálogo, a la convivencia pacífica, a la conciliación. Hablan de la unidad nacional, de la necesidad de vivir en armonía y de todas y todos salir adelante. Sin embargo, cuando han existido períodos de reflujo, no han escatimado, absolutamente nada, para incitar a la desobediencia civil, al terrorismo, a los golpes de Estado contra esos regímenes y gobiernos progresistas. ¿Cuál debe ser la postura de la intelectualidad de izquierda y de los colectivos sociales revolucionarios frente a falsimedia en las circunstancias políticas que hoy vive América Latina?

Desde la Atlántida de Platón, la Civitas Dei de Agustín de Hipona, la Civitas Solis de T. Campanella, la Utopía de Tomás Moro y así hasta la Ilustración y los socialistas utópicos del siglo XIX, muchas de esas ensoñaciones sociales se sitúan en América, al otro lado del Atlántico. Los movimientos de independencia respecto de las metrópolis europeas incorporaron gran parte de los ideales de la Revolución Francesa de 1789, con su lema de libertad, igualdad, fraternidad y sus derechos del hombre. Esos ideales, junto con los de las revoluciones socialistas del siglo XX, renacen ahora en Venezuela y en los procesos emancipadores que se expanden por América Latina, particularmente en Bolivia, Brasil, Ecuador, etc. Cobra nueva vida el principio de esperanza. Un principio que se opone también a los modos de operar del tardocapitalismo, que no hace sino ampliar la brecha entre ricos y pobres en el mundo.

La tarea de la izquierda estriba en descubrir las contradicciones, analizarlas y comentarlas. Ese sigue siendo el gran cometido. La receta consiste en mantener la debida distancia ante los temas y el compromiso con el público, esto es, con el pueblo.

Si la capacidad diferenciadora de los grandes medios y de la comunicación institucional, académica, no puede o no quiere plantearse preguntas en el sentido ilustrador, la inteligencia humana tiene que utilizar otros medios para hacerlas.

Plantear ahora preguntas incómodas, provocadoras, significa hallar las respuestas de mañana. Omitirlas equivale a no cumplir debidamente la profesión de comunicador o de formador de comunicadores. Si la comunicación organizada de los grandes medios periódicos y de las instituciones no indagan los conflictos ni se los cuestionan, éstos estallarán de una manera o de otra. Los medios de comunicación son útiles mientras verbalicen los conflictos latentes antes de que empiecen a volar las piedras y la fuerza bruta desplace a la dialéctica de pregunta y respuesta.

Desde la perspectiva cultural conviene asimismo abandonar el eurocentrismo europeo. El abandono del eurocentrismo implica también el concepto de que cultura es sinónimo de cultura occidental, euronorteamericana. La cultura es universal, y entre los componentes de la cultura latinoamericana hay que tener muy en cuenta tanto las culturas indígenas como su componente afroamericano. Pues, los 20 millones de africanos que llegaron a América entre los siglos XVI y XIX, y no voluntariamente, no sólo aportaron su fuerza de trabajo barata o gratuita, sino también valores culturales que, en su mestizaje o pureza han enriquecido el acervo cultural de América.

8. Contra las FARC-EP existe una campaña internacional de desprestigio orquestada por el imperialismo y la burguesía colombiana, hoy liderada por el narcoparamilitar de Álvaro Uribe. Muchos intelectuales “progre”, así como organizaciones de “izquierda”, se han sumado a los ataques contra esta organización revolucionaria colombiana a la que se le acusa de estar vinculada al narcotráfico internacional, al secuestro y a la extorsión. Incluso José Saramago ha expresado un rechazo frontal contra las FARC-EP. Muy poco se conoce sobre la realidad. Por ejemplo, cuando salieron las fotos de Ingrid Betancourt en la selva, se habló de que estaba en una situación calamitosa, al borde de la muerte, que sufría enfermedades terminales, etc. La realidad fue totalmente distinta, pero la imagen de las FARC-EP ante el mundo quedó totalmente denigrada. ¿Cómo comunicólogo y cómo hombre de izquierda cuál es su análisis sobre esto?

Las primeras imágenes de la señora Betancourt desmintieron de golpe la campaña falaz de su martirio a manos de las FARC, tan aireado una y otra vez por los medios. Aquí sí fue cierto lo de que una imagen vale más que mil palabras. Otro tanto ocurrió con el “poeta de la silla de ruedas”, torturado hasta la incapacidad física por el “régimen” cubano. Y digo lo de “régimen” porque en ningún medio del susodicho mundo libre jamás se dice que Cuba tenga un gobierno o una administración. Sin embargo, al aterrizar en el aeropuerto de Madrid bajó tan campante la escalerilla del avión por su propio pie, rebosante de salud, para la estupefacción de los numerosos periodistas que lo esperaban.

Los medios defensores del capitalismo no van a reconocer sus mentiras ni su manipulación. Tienen que defender los intereses de sus propietarios. Compárese un simple telediario de un canal de PRISA, por ejemplo el del Canal Cuatro en España, con otro de Telesur para ver la enorme diferencia de sus contenidos.

Como bien se sabe, la información veraz que reclaman estos paladines de la libertad de información jamás incluye los puntos de vista de quienes ellos llaman “antisistema” o terroristas. Eso sería contrario a sus intereses. Esa es su tarea. Y la cumplen lo mejor que pueden. La libertad de información se reduce en última instancia a la libertad de acceso. Sin la inclusión de los puntos de vista del adversario el receptor no puede formarse un juicio veraz de la realidad.

9. A los colectivos sociales de izquierda, revolucionarios, que no tienen los suficientes recursos y que no tienen en su poder la tecnología que si lo tiene la industria mediática ¿qué recomendaciones, qué ideas les da para constituir verdaderos medios opuestos políticamente al orden establecido, pero sin perder de vista el humor, la alegría y la belleza?

Toda comunicación se inicia y acaba en el grupo primario, en el cara a cara. Los medios primarios, los del contacto elemental humano, son los que permiten el mayor grado de autodeterminación. Son los medios de libre disposición. Sin embargo cada vez se utilizan menos, debido a que los medios ajenos, heterodeterminados, colonizan el tiempo y el espacio.

Y el medio propio por excelencia es el lenguaje.

Si bien es el trabajo el que modifica las condiciones sociales, el lenguaje es el instrumento utilizado para acelerar o frenar el cambio de esas condiciones. A través de la comunicación, del intercambio de informaciones, los seres humanos toman conciencia de sus experiencias, que contrastan con otros al expresarlas. La primera toma de conciencia se efectúa en el pronunciamiento del mundo, como decía Paulo Freire. La comunicación es necesaria para la verificación del conocimiento y el acuerdo en la modificación de las condiciones sociales. En este sentido, la fuerza de convicción de las palabras reside en su concordancia con la realidad. El lenguaje le da forma al mundo. La palabra es el primer ejercicio del poder.

La "sociedad de medios", como se denomina a veces el estadio actual de la evolución medial, esto es, la era de la comunicación electrónica, no hace sino poner de manifiesto la necesidad de la comunicación primaria, la comunicación del contacto elemental humano.

En la conversación con el otro, en el diálogo enriquecedor es donde puede verificarse el conocimiento y de dónde puede surgir la solidaridad

La comunicación es cada vez más mediatizada y menos dialógica (P. Freire), lo que equivale a perder humanidad. El vacío dialógico de esta "sociedad de la comunicación" tiene su contrapartida ilusoria en el éxito de las sectas y de las tertulias de Internet.

Cierto, el público sólo puede alcanzarse a través de los medios. En la actualidad, como el público debe aceptar los nuevos medios electrónicos a fin de sufragar el gasto enorme de los inventores y propietarios, apelar a los legisladores es tan fútil como apelar a la responsabilidad de periodistas y editores.

Habría que partir, más bien, desde abajo. Se podría intentar:

• Crear público con medios alternativos que no funcionen con criterios comerciales, y denunciar los intereses de la industria medial.

• Realizar un trabajo de ilustración en las escuelas, establecer el estudio de los medios como asignatura.

• Fomentar la competencia comunicativa. No basta con ser un receptor "crítico". Hay que ser consciente del papel que uno juega en el proceso de la comunicación de masas y de las posibilidades que tiene para articular, expresar y satisfacer las múltiples y variadas necesidades.

Porque, como dice Faustino Cordón, la única manera de ser feliz es entender la realidad para dominarla.

Publicado por ARGENPRESS
Una estrategia de guerra sicológica a nivel nacional: Amenazas de limpieza social.

Por maureen Maya


El pasado 8 de marzo circuló un panfleto en la ciudad de Medellín. No era uno más. A diferencia de los que habitualmente reciben las organizaciones sociales, los colectivos y movimientos de víctimas y defensores de derechos humanos, en éste se hacia uso de otro lenguaje, el tono moral era evidente y el llamado a la complicidad nacional, desde los mismos hogares, parecía esgrimirse como tacita unidad de conciencia entre quienes lideran desde el crimen la “gesta heroica” de la "restauración moral" del país y los nobles ciudadanos acosados por al hampa, la desprotección y el abuso de sustancias sicoactivas por parte de juventudes envalentonadas y confundidas. Incluso no se cometían los mismos y recurrentes errores de ortografía, como sucedía con los anteriores panfletos donde era posible encontrar un ijueputa colectivo o un llamado a frenar la “rebolusión comunista”.

Tampoco se hablaba del eminente triunfo del "estado comunitario", ni se confesaba haber recibido “la precisa orientacion de nuestro maximo lider elegido democraticamente Doctor Alvaro Uribe Velez, mision que en adelante llamaremos y daremos a conocer como "revolución comunitaria 2019"”. Tampoco se recurría al lenguaje político militarista de decir que “libraremos una guerra frontal a sangre y fuego contra todos esos que se esconden tras sus guaridas de fachada, ongs, diarios rebeldes, oficinitas, casas de “proteccion” de falsos demócratas” o que “vamos a aplicar desde este momento la pena de muerte a los traidores a la patria… Esta semana sera determinante para todos Ustedes, ya la tregua que les dimos para que se perdieran de todos nuestros territorios liberados del comunismo disfrazado ha culminado… nuestros hombres llegaran a sus ciudades a buscarles alli ya sabemos muy bien en donde, No les sera nada facil burlar nuestro cerco con el apoyo que irrestrictamente nos brindan las fuerzas militares, la Policia Nacional, asi como los organismos de inteligencia estatal...”

Este nuevo panfleto sólo parecía estar asociado a la bandera moral que impulsa el presidente Álvaro Uribe, quien en un consejo comunitario en la ciudad de Buenaventura que se llevó a cabo 22 de febrero pasado dijo que “es muy grave que en este país muchos de los que critican el narcotráfico, den el mal ejemplo de consumir drogas y que esa dosis personal no se pueda sancionar”. Luego pidió al Congreso de la República de Colombia aprobar una ley que sancione la dosis personal de drogas.

Ahora, a través de la amenaza de muerte y la advertencia de que no responden si caen inocentes por estar mal ubicados después de las 10 de la noche, a través de una carta que masivamente se está colando debajo de la puerta de varias viviendas, se pide a los jóvenes que estudien, a los padres que dialoguen con sus hijos, y a la ciudadanía que saque varias copias del comunicado y las reparta “a los amigos, vecinos, o a un familiar suyo, que no caigan por no enterarse. La organización no puede entregar esta hoja en cada casa, por eso pedimos su colaboración”.

Con los llamados dilers son más tajantes: “Vendedores de Drogas, últimamente se esta creciendo el negocio de hasta vender droga en las esquinas, ya no mas, métanse esa droga por el CULO ARRIBA, no mas Ladronzuelos, dejen trabajar a la sociedad. Pilas que están PILLADOS…. JUICIO O MUERTE; USTED LO DECIDE… YA TENEMOS UNA LISTA DE BARRIDO INICIAL”

No obstante, lo que más llama la atención es que el mismo panfleto ha sido replicado en Montería (Córdoba), en varios barrios de Bogotá, en Mosquera (Cundinamarca) en el Líbano, en Ibagué (Tolima), en Barranquilla (Atlántico), Cali (Valle del Cauca), en Tunja, Villa de Leyva (Boyacá), en Pereira y Dos Quebradas (Risaralda) y seguramente en muchos otros municipios de todo el territorio nacional. Quizás se trate de una red nacional, de un estratégico plan de guerra sicológica contra la población civil, quizás sean los mismos ciudadanos quienes consideren que la mejor forma de propiciar un estado de paz con seguridad y justicia, sea eliminando a quienes son señalados de ser los responsables de la perturbación de la sociedad, o en su defecto puede tratarse de ciudadanos desesperados que intentan proteger y si acaso, controlar a sus hijos, afectos a la fiesta y al consumo de drogas. Quizás detrás de ello estén más que matones ignorantes a los que el hambre o el deseo de posesión, o la retaliación personal los llevó a asumir la lucha armada, quizás detrás de ello se oculten poderes superiores. El objetivo no puede ser otro que ejercer control social a través del terror y de una propuesta criminal de falsa seguridad que pronto aparecerá, o mejor, se afianzará, no puede ser otro que desarticular las redes sociales, atemorizar y producir delirio colectivo frente a nuestra vulnerabilidad, pretender hegemonizar a la sociedad y convertirla en traidora y lacaya del miedo y de un sistema que se autoproclama regulador de los miedos. El objetivo es crear ejércitos ciudadanos, adiestrados, dominados y sin paga, es hacer del shock un estado permanente en la sociedad para ejercer desde un supuesto y “legítimo clamor ciudadano” un autoritarismo fuera de todo control. La estrategia es una campaña a nivel nacional de intimidación, una campaña pensada y llevada a cabo con precisión de cirujano.

Convertir al ciudadano en delator de otro ciudadano inocente o culpable pero cuyo señalamiento produce dádivas personales, convertir a la ciudadanía en cómplice de la acción criminal de redes de sicarios, creer que la incapacidad del Estado y de la sociedad para encarar desde la oportuna acción de la justicia las problemáticas sociales –propias de todo colectivo-, es un cheque en blanco que nos autoriza a intimidar, chantajear, maltratar, descalificar y asesinar a otros seres humanos, es aterrador y prueba de nuestra más honda derrota. Pensar que cada cuadra, que cada barrio, que la misma comunidad con la que otrora compartí, ya no es confiable, que ya no está conformada por amigos y personas cercanas con las cuales se construyó historia de vida, que la solidaridad no existe y que cada cual va por suyo, empezar mirar a los otros con recelo, con temor, o asumirnos como una asociación de espectadores impávidos, en el mejor de los casos, frente al crimen, o en ejecutores de atrocidades, es sumamente preocupante. Cada colombiano puede ser, en razón del miedo o la impotencia, o la falta de Estado, un potencial enemigo, un otro al que se debe destruir o al que hay que temer. La exacerbación de la hipocresía social, la consideración de que existen seres humanos despreciables que pueden ser eliminados bajo la disculpa del bien colectivo, la idea aquella de que el fin justifica los medios y cerrar la puerta, los ojos y el corazón frente a la tragedia de otros humanos, nos acerca a nuestra más profunda degradación, como sociedad y como humanos.

La tragedia que vive Colombia no es producto exclusivo de un conflicto político, social y armada en el que intervienen varias fuerzas victimarias y razones para su prolongado sostenimiento; la debacle que padece hoy el país es de tipo moral y humano, en su más elevado significado. La misma forma en la cual nos clasificamos entre nosotros, cómo abordamos a las víctimas del conflicto, valorando a unas y despreciando a otras, como miramos a las familias desplazadas que a estas horas envueltas en plásticos se ubican en la Plaza de Bolívar, la creencia de que existen sectores primitivos por una supuesta ineptitud para crear pensamiento abstracto, de que algunos colombianos se alinean al lado derecho del escudo nacional bajo la palabra orden y otros bajo el ala izquierda donde se lee libertad, el pensar que nos dividimos entre buenos (áulicos del oficialismo) y malos (cómplices de terroristas) es nuestra tragedia.

Creemos que hay Estado porque hay fuerte presencia militar. Esto es propio de regimenes fascistas. El Estado existe en tanto se brinden garantías para el libre desarrollo de los individuos, se reconozcan derechos y deberes ciudadanos y se valoren y respeten los mandatos constitucionales. El Estado es una organización social colectiva que regula la vida –no la muerte- en un territorio. Su evolución conduce a la formulación de un Estado social de derecho, como se reconoce en Colombia, no así ni siquiera a lo Weber el “reclamo de la violencia legitima” ha producido desarrollo humano, seguridad, soberanía y mucho menos igualdad jurídica. Las armas del Estado se levantan contra los mismos ciudadanos, los acción de los llamados “falsos positivos” en Colombia, por citar una sola modalidad, es histórica, la escuela oficial de la tortura y la desaparición se ha perpetuado durante décadas, la impunidad está garantizada y el brutal egoísmo puede ser considerado ahora ley nacional.

En Colombia más que Estado, lo que hay es una deformación maniquea de un supuesto orden que se semeja más a una castración social. Y ese llamado Estado ha sido incapaz de regular las relaciones sociales, de reconocer el valor supremo de la vida, de brindar garantías de existencia digna a las personas o de hacer que la justicia sancione por igual a sus infractores. El crimen se tolera y se ordena desde las altas esferas del poder nacional. El miedo es regla y la precarizad moral que nos lleva a descalificar, a justificar lo que no merece justificación desde la ética o la valoración de lo humano es nuestra realidad, la misma que si no somos capaces de encarar, sin eufemismos, sin leguleyadas, sin trampas o intencionales miopías, jamás nos permitirá ser lo que humanamente podemos ser ni crecer como especie.

Nueva fase del paramilitarismo: de la Legitimacion rural a la "Limpieza social" urbana.

Nueva fase de paramilitarismo: de la Legitimacion rural a la "Limpieza social" urbana.

El año pasado observamos los mal llamados "falsos positivos", que en realidad deben llamarse "crimenes" de Estado contra los jovenes de los barrios populares. Hoy en dia observamos una campaña publicitaria que muestra el incremento de la criminalidad urbana y posteriormente aparecen los "panfletos" y asesinatos "selectivos" de limpieza social. Todo ocurre despues de la visita de Santos al Pentagono en EEUU.

Se trata de una nueva fase del paramilitarismo que combina esta forma de lucha con un proceso electoral. Se propagandiza a traves de los medios masivos, (panfletos, medios de comunicacion televisivos) la necesidad de una nueva guerra, ahora urbana, todo para justificar cuatro años mas de "Seguridad Democratica".

La mal llamada “limpieza social” hace parte de las operaciones violentas de control social a gran escala propias de sociedades que se internan en procesos politicos fascistas.

Existe un video que muestra la concepcion de "limpieza social" que vienen promocionando los diplomaticos en EEUU con la supuesta desmovilizacion del paramilitarismo y que en realidad es una legitimacion, cualificacion y legalizacion de las estructuras militares para lograr su transito a la vida politica urbana.

A continuacion pueden verlo:
http://www.facebook.com/ext/share.php?sid=63963872495&h=SDxeb&u=vgrBs&ref=mf

Tambien pueden ver un articulo que habla sobre la Limpieza social

Por: Iván Cepeda Castro

EN MÁS DE 100 MUNICIPIOS Y 20 DE las principales ciudades del país han aparecido panfletos en los que se anuncia el regreso de la “limpieza social” contra jóvenes, prostitutas, drogadictos, delincuentes y homosexuales.
Progresivamente la lista de amenazados se amplía. Ahora incluye también a los miembros de las ‘barras bravas’, los estudiantes y profesores de colegios, así como a los líderes de organizaciones juveniles. Los comunicados afirman: “Le pedimos perdón a la sociedad si caen inocentes”. A pesar de que el director de la Policía, general Óscar Naranjo, considera que se trata de bandas criminales dispersas, a simple vista es notorio que en esta operación nacional se reconocen los métodos utilizados en el pasado por las estructuras paramilitares, encubiertas hoy con nuevos nombres y símbolos. El procedimiento se despliega especialmente en los barrios populares de las grandes urbes y en las zonas en las que las Auc han ejercido control. El plan busca el miedo colectivo mediante acciones en distintas fases. En un primer momento se lanza el rumor de que van a comenzar los actos de “limpieza”, luego se distribuyen los panfletos, se impone el toque de queda a partir de las diez de la noche, y se procede a realizar los asesinatos. De esta forma, muchas zonas de las principales ciudades del país viven ya sometidas a esta nueva etapa de terror social.

En Bogotá, los habitantes de nueve localidades han recibido los comunicados amenazantes. Bajo esta campaña 30 jóvenes fueron asesinados en los meses de febrero y marzo. La última semana hubo dos cortes de fluido eléctrico en algunos lugares de Ciudad Bolívar. Después del primero, en las entradas de todas las casas se hallaron los panfletos, y durante el segundo se presentó una masacre en la que murieron siete jóvenes. Los líderes locales aseguran que en muchos barrios de la capital hay situaciones similares. Su conclusión es que esa clase de acciones no las hace una banda de ladrones, sino un grupo organizado que cuenta con cuantiosos recursos.

Desde hace meses, a través de informes de riesgo, la Defensoría del Pueblo ha venido advirtiendo sobre la gravedad de esta situación. Sin embargo, dado que esos informes no se pueden hacer públicos pues se les ha dado un carácter confidencial, determinadas autoridades impiden que se decrete la alerta temprana para prevenir los crímenes. Ante esa situación de negligencia e inoperancia, la Defensoría Pueblo debería tomar la decisión de comunicar sus informes de riesgo directamente a la opinión pública y permitir de esta forma que al menos se conozca ampliamente lo que está pasando en muchas partes del país.

La mal llamada “limpieza social” hace parte de las operaciones violentas a gran escala propias de sociedades que se internan en procesos totalitarios, en los que se busca despertar en la gente del común el miedo a ultranza que conduce a toda clase de reacciones primarias. En el caso de Colombia, ese ambiente de “depuración” criminal se articula bien con la paulatina consolidación de una institucionalidad cada vez más perversa en la que todas las dependencias del poder público se funden en la voluntad del Ejecutivo. El ambiente de terror y a la vez de fascinación por la mano fuerte de un gobernante arbitrario, corresponde bien al estado anímico que buscan quienes defienden la reelección. Es el ambiente que propicia el apoyo irreflexivo de las mayorías a un poder decadente en tiempos de profunda crisis ética y económica.