domingo, 12 de abril de 2009

banalizacion de la politica: la nueva iglesia uribista

La nueva iglesia uribista



Daniel Samper Ospina

Siempre es igual: cuando se acerca Semana Santa, a la tía más piadosa que tengo, que cree por igual en Uribe y en el Mesías, pero que para ahorrar costos por la crisis los fusionó y ahora cree que Uribe es el Mesías, le entra una ansiedad parecida a la que puede sentir Armandito Benedetti cuando detecta la presencia de un fotógrafo de páginas sociales.

Desde el miércoles de Ceniza toma medidas drásticas. Compra salmón para ella y sardinas para las muchachas de servicio, porque mi tía es tan piadosa como clasista y dice que las empleadas son de muela brava como para estarles dando proteínas que no sean lentejas o pescado que no sea barato.

Sin embargo, este año algo cambió. Desde que la Conferencia Episcopal le pidió a Uribe no volverse a reelegir y dialogar con la guerrilla, a mi tía le parece que los curas se volvieron comunistas.

Prevenida, tomó cartas en el asunto y el viernes me llamó para comunicarme su última decisión:

- He decidido -me dijo- montar una nueva religión, pero esta vez en torno al verdadero redentor: el presidente Uribe.

- ¿Uribe? ¿Redentor? ¿Pero no viste que David Murcia dice que financió la campaña del referendo?

- ¡Y qué tiene! ¿No tuvo acaso Moisés relación con las pirámides?

- El Presidente será muy querido, pero ¿de verdad crees que dé para montarle una religión?

- Antes de él todo era caos y oscuridad. Y míranos ahora: todo está perfecto.

- ¿Perfecto? ¿Y el desempleo, y la desinstitucionalización del Estado, y el desastre social, y los falsos positivos?

- Perfecto -me interrumpió ella-. Y deja de ser ateo.

- ¿Por no creer en Uribe?

- ¿Te parece poco?

- ¿Pero no ves que quiere cambiar la Constitución para quedarse para siempre?

- ¡Mejor! -gritaba exaltada-: ¡quédate para siempre, Padre Eterno! ¡Sálvanos de Piedad y la guerrilla! ¡Tú eres la verdad y el camino!

No había nada que hacer. Por culpa del Presidente, y al igual que muchos otros ciudadanos, mi tía está obdubilada, si se me permite la palabra; y quiere aprovechar esta Semana Santa para montar un culto en torno a este Mesías que nació en un portal de El Ubérrimo; fue visitado por tres reyes magos paisas y blancos, uno de los cuales fue cambiado por una señora de raza negra porque así lo exigían unos senadores gringos para aprobar el TLC; que se bautizó en las aguas del Guatapurí y otros ríos de la Patria y se hizo hombre tomando tinto sobre las bestias; y que ascendió al poder en medio, si no de todos los Santos, al menos de dos muy importantes a los que les dio puestos en Su Gobierno, como Juan Manuel apóstol, el mártir que actuando en el nombre de la cruz (de la cruz roja, por supuesto), consiguió que la Virgen eligiera a Las Fuerzas Armadas como instrumento de Sus Milagros.

Puede ser que mi tía está loca, como casi el 80 por ciento de la población, pero tiene razón en algunas cosas: al igual que Nuestro Señor, Uribe es trino y uno. Son tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, encarnados en una sola carnita verdadera. Lo otro es que, al igual que Dios padre, el Presidente es omnisciente: todo lo sabe y todo lo oye. Generalmente, hay que decirlo, con la ayuda del DAS.

Aunque la idea de mi tía me parece desproporcionada, si ya es inevitable la fundación de su culto uribista quiero darle dos amables sugerencias.

La primera es que como la suya será una iglesia de garaje, la monte directamente en el garaje de la Casa de Nari, místico lugar en el que el Curita Velásquez y otros funcionarios se encontraba con el santo Job para hablar "de frente y sin miedo".

La segunda es que, para engañar al pueblo con astucia como es el fin de cada culto, religión que se respete debe contar con algunos mandamientos. Antes de ir en paz gracias a la seguridad democrática, sugiero con humildad este decálogo:

1. No pedirás la renuncia al funcionario acusado, sino que lo atornillarás a su cargo.

2. Reservarás la nómina diplomática para pagar favores y premiar a los periodistas que se porten bien contigo.

3. Te privarás del gustico antes del matrimonio; acudirás a la pajita.

4. Te vestirás como un personaje de don Tomás Carrasquilla.

5. Manipularás las elecciones de quienes te vigilan, para conseguir que las Cortes, la Fiscalía y la Procuraduría queden en poder de amigos.

6. No recibirás en Palacio a personajes siniestros que propongan planes sucios, pero mandarás a que lo hagan tus subalternos.

7. Tratarás mal a Pachito. Él se deja.

8. Desviarás la atención de toda polémica perjudicial para el gobierno acusando a tus opositores de aliados de la guerrilla.

9. Hablarás en diminutivo.

10. Modificarás estos mandamienticos cuando te convenga o se te dé la gana.


http://www.semana.com/wf_ImprimirArticulo.aspx?IdArt=122532